Cuando nació Emilio, ella me ofreció mudarnos a casa durante las primeras semanas después de dar a luz, pues en ese entonces mi esposo, Juan Francisco, y yo vivíamos en un departamento muy pequeño y carecíamos de servicio domestico, el trabajaba todo el día y yo estaría sola con Emilio. La abuelita nos percibía inexperto, quería asegurarse que no nos faltara nada, que nada me  `pudiera distraer de mis labores para cuidar a Emilio y que no me sintiera sola.

Recuerdo que durante nuestra estancia en su casa recibimos todas las atenciones y muestra de cariño que pudiera existir. Mi esposo se iba tranquilo a trabajar sabiendo que yo estaría acompañada y tendría apoyo, yo no me tenía que preocupar por preparar de comer o tener la casa limpia y me dedique única y exclusivamente al cuidado y atención de Emilio en compañía de mi abuelita, quien me enseño muchas técnicas, remedios y me compartió conocimientos que a su vez, ella aprendió de su abuelita y que no fallan.

Cuando Emilio lloraba “sin razón” o estaba muy inquieto, rápidamente mi abuelita llegaba y me hacia el “test”: ¿ya comió?, ¿qué y cómo comió?, ¿ya hizo popó?, ¿ cuánto y cómo durmió?  Me enseñó que al responder esas preguntas obteníamos un panorama general de Emilio para como saber ayudarlo a tranquilizarse.

Aun que Emilio es adolecente, este “test” me sigue sirviendo para identificar porque está inquieto o incomodo. Pero no solo me sirve para Emilio, me sirve para mí, para mi esposo, para mis otros hijos, Iñaki y Viviana. En realidad sirve para cualquier persona en el mundo. Seguramente mi abuelita no conocía estos conceptos y sin duda, la sabiduría pura que se pasa de generación en generación no necesita de la ciencia porque precisamente es eso: sabiduría pura.

¿Ya comiste? ¿Qué comiste?

Sabemos que comer es ingerir comida, tomar líquidos, pero también consumimos muchas cosas que no son comida ni líquidos; nuestro cuerpo absorbe, además de comida, INFORMACIÓN.

Consumimos información a manera de lo que leemos, de lo que vemos y accedemos en internet, en las discusiones e interacción cotidiana que tenemos con las personas que nos rodean, consumimos información a partir de nuestras experiencias. Así como existe la comida chatarra que nos hace daño, también existe la  información chatarra… que también nos hace daño.

Estamos expuestos a DEMASIADA información chatarra y, por tenerla tan accesible, la consumimos sin darnos cuenta que nos hace daño. Tanto la comida como la información y lo que respiramos se transforma en energía.

¿Ya hiciste popó?

Existe una epidemia mundial de constipación.. y no me refiero a la constipación física, a la dificultad de eliminar las heces, sino a la dificultad de no soltar, de no eliminar lo que nos hace daño. En realidad no estamos soltando lo que nos hace daño, nos aferramos a la relación destructiva en la que estamos, nos apegamos a nuestras ideas y creencias que a veces atormentan y no nos permitimos pensar de manera diferente.

¿Cuánto y cómo dormiste?

¿Sabías que todavía somos parte de la revolución industrial aun cuando han pasado ya tantos años? Esa revolución que hizo a los hombres salir de sus casas y dirigirse a las grandes ciudades, romper con sus ritmos circadianos para ganar más dinero. La revolución industrial nos hace identificarnos increíblemente con las maquinas. Las maquinas dependen de energía para trabajar.

Muchos confunden la palabra descanso con la palabra recreación. Antes, en la época de nuestra abuelita, el descanso era descanso. Ahora el descanso se ha convertido en ¿qué vas hacer el fin? Y nos llenamos de actividades y compromisos sociales que acaban de constiparnos. La energía excesiva que consumimos nos mantiene hiperactivos y cuando queremos descansar, no podemos. O peor aún, cuando queremos dormir, no podemos.

Dormir es indispensable, tener un sueño reparador es lo que buscamos. Dormir bien, no solo nos recarga la batería, regula nuestro metabolismo, regula nuestra temperatura, permite que nuestro sistema inmune responda y haga su trabajo, ayuda a mejorar nuestro desempeño, memoria y apariencia. Dormir es parte de los ritmos circadianos de la naturaleza, la naturaleza duerme.

Dormir es digerir. En medicina china, el cerebro está relacionado con el intestino delgado…esto no debe sorprendernos. Digerir el alimento en el intestino es equivalente a digerir las emociones y las experiencias del día en nuestro cerebro. Mientras dormimos, nuestro cerebro y nuestra psique dirigen, asimilan la información, afianzan el conocimiento adquirido durante el día y deciden que se queda y qué se deshecha, duerme las horas necesarias.

Nunca me cansare  de repetirlo:
OBSERVATE. ¿Te sientes incómodo, inquieto, ansioso, triste, enojado, presionado?  Haz el “test” ¿ya comiste?, ¿qué y comó comiste?, ¿ya hiciste popó?, ¿ cuánto y cómo dormiste?

¡A justa y verás que te sentirás mejor!
Te llevamos lo que necesites a tu casa u oficina