Lo que en la cotidianidad puede ser un acto desagradable, en una cata de vino suele ser importante y para nada mal visto. Pese a que existan detractores, escupir el vino es parte fundamental de ciertos encuentros vitivinícolas  ¿por qué se hace esto?

La primera razón, que se califica de “evidente”, está en reducir el consumo de alcohol. De acuerdo con el sommelier, Javier Campo:

“El motivo más conocido o popular es que después de probar varios vinos, la ingesta de alcohol es evidente y el estado en el que quedan algunas personas es un tanto lamentable ya que no todos toleran el alcohol por igual y son muchos los factores que intervienen para que esto sea así”.

La segunda razón es por la sensación que se busca al probar vino. Cuando introducimos aire en nuestra boca mientras el vino está en ella, oxigenamos el vino para provocar que las sensaciones aromáticas se potencien en contacto con el aire, luego de esto podemos escupirlo. Con estas acciones, también se estimulan nuestras funciones olfativas, ya que sin ellas no podríamos percibir  los sabores, solo las sensaciones.

Otra razón muy simple, es que existe una percepción de que escupir el vino es un signo de “cobardía”.

Por último y a modo de comodidad, debe existir una escupidera para cada persona presente en la cata y que esta debe ser oscura u opaca. En caso de que solo exista una, por educación hay que acercarse lo máximo posible es lo más decoroso para que no salpique a nada ni a nadie

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