Cuando les gritas o pegas a tus hijos por situaciones comunes como la falta de atención en la escuela, por no obedecerte o no cumplir con sus tareas, etc., sólo generas que ellos asocien dolor con aprendizaje y no los motivas a que dejen de realizar los actos que no deberían hacer.

¿Cómo le enseño a mi hijo a que se porte bien y me obedezca?

El primer consejo que nos da Schmill es tener este lema en la mente: “No grites, no pegues y no castigues”. Repite esta frase en tu mente cuando estés enojada y reflexiona, además, sobre el hecho de que al pegar, gritar o castigar no solucionas la conducta de tus hijos.

Adele Faber y Elaine Mazlih autoras del libro “Cómo hablar para que los niños escuchen y cómo escuchar para que los niños hablen” nos ofrecen5 alternativas para educar de una manera mas eficiente a los pequeños.

Señálale una forma de ser útil.

En vez de gritarle en el súper que deje de estar tocando la fruta o corriendo por los pasillos, inclúyelo en las actividades: “¿podrías escoger los limones por mi?”, o “¿puedes ayudarme a hacer la lista del súper, ver qué falta y qué quieres comer?” Así el niño sentirá que está ocupado y que es parte de la comunidad familiar. Pídele ayuda para limpiar, arreglar, comprar, lavar, para que se sienta útil y con una responsabilidad.

Indícale lo que esperas de él.

No supongas que tu hijo piensa o sabe lo que tú quieres, si necesitas algo de él pídelo de manera amable y cortés. Tu hijo es un ser humano y puede sentir el tono de tu voz, por ejemplo: “necesito que me ayudes a poner la mesa para que podamos comer cuanto antes”. Sé clara, tus hijos no leen tu mente.

Enséñale a realizar las actividades, por ejemplo:

lo que ahora necesito es que dobles la ropa de esta forma, avísame si me necesitas o cuando hayas acabado”. No limites a tus hijos, enséñales.

Emprende alguna acción.

Suponiendo que seguimos en el supermercado: si el niño no te hace caso y se sigue comportando mal, la opción es tomarlo de los hombros con tus dos brazos, firmemente pero no fuerte. Míralo a los ojos y dile: “veo que elegiste sentarte en el carrito” y siéntalo en él. Posiblemente hará un berrinche espantoso y todos voltearán a verte pero tienes que ser firme y hacerle saber que no te puede ignorar.

Deja que vea las consecuencias de su comportamiento.

La mejor manera de que un niño aprenda, es que viva las consecuencias de sus actos. Si tu hijo hace algo como correr por los pasillos y tú lo pusiste en el carrito. Tiene que tener una consecuencia, tú decides. Lo que podrías hacer es no llevarlo la próxima vez, incluso aunque te lo pida. En este sentido debes de ser firme porque es necesario para que él entienda la lección.