Con un lleno casi total en el Palenque y bajo un cielo iluminado por cientos de luces de celular, Miguel Bosé regaló a Puebla una noche que quedará grabada en la memoria colectiva de quienes vivieron sus canciones como parte esencial de su historia personal. El artista español regresó con su Importante Tour, y aunque no trajo el montaje completo de la gira, su presencia bastó para llenar cada rincón con fuerza, mística y emoción.

Durante poco más de hora y media, el intérprete de “Amante bandido” desató un torbellino de emociones: hubo lágrimas, baile, romanticismo y un público entregado que coreó cada palabra. Temas como “Morena Mía”, “Nena” y “Si tú no vuelves” provocaron ovaciones espontáneas y encendieron los corazones de todos los presentes.

Uno de los momentos más emotivos fue precisamente con “Si tú no vuelves”, cuando el Palenque entero alzó sus celulares para acompañarlo con luces en una escena que parecía salida de un sueño. Más tarde, con “Don Diablo”, Bosé prendió la pista e hizo que el recinto entero se pusiera de pie, recordando su rol como padrino de Timbiriche y su influencia en el pop iberoamericano.

Bosé regaló rosas, recibió otras tantas y, sobre todo, ofreció una conexión íntima con su público. Su energía, su elegancia y su autenticidad conmovieron a más de uno. Sin necesidad de grandes cambios de vestuario ni efectos especiales, su sola figura bastó para llenar el escenario y cerrar la Feria de Puebla por todo lo alto.

Fue un concierto cargado de nostalgia, belleza y verdad. Un cierre perfecto para una feria que vivió grandes momentos… y que tuvo en Bosé, a su broche de oro.